✠ SITUACION ACTUAL DE LA OSMTJ ✠
Como bien ha podido ya establecerse a través de cada una de las lecturas precedentes, dentro de la Ordre Souverain et Militaire du Temple de Jerusalem u OSMTJ, fue creada como instancia válida la Asamblea Templaria Iberoamericana desde el 26 de febrero de 2021 por parte del entonces Gran Maestre Br. Gral (R) USA, Ronald S. Mangum, la cual reunía los enclaves templarios tanto ibéricos, como de los países de América dónde se hablan las lenguas castellana y lusa. Dicha organización ha permanecido unida con excepción de Brasil, en dónde fue cancelado el Priorato allí existente, una vez comprobada la falta de actividad por parte de su único miembro, señor Gilmar Camargo y el de Portugal, en donde, visto el potencial logrado por dicha Asamblea, decidió Mangum segregarlo para poder administrarlo a su conveniencia. No obstante ello, por el contrario, no solamente se ha mantenido, sino que además se ha depurado y fortalecido.
Por otra parte, y dado que tanto Mangum como su séquito inmediato decidieron de manera voluntaria y unilateral desertar de la OSMTJ, renegando públicamente de ella al declarar el 21 de mayo de 2023: “OSMTJ is no longer an honored name” (La OSMTJ ya no es un nombre de honor), dado que previamente ya habían creado su propia organización no gubernamental, denominada la Ordre du Temple de Jerusalem vzw, el 15 de abril de 2023, la única autoridad existente dentro de la OSMTJ que permaneció incólume manteniendo, no solamente el nombre de ésta sino además una estructura legal y administrativa fue la Asamblea Templaria Iberoamericana, la cual, una vez producido el abandono de la misma por parte de quien fuera su máximo dirigente decide proclamar como Regente interino al Gran Prior de Colombia, Don Javier Miguel Gámez Vizcaíno, quien de manera inmediata asume el mando y en un acto de responsabilidad y seriedad, contrario a su predecesor, convoca a un Convento General de la Orden para los días 12 al 14 de octubre de 2025 con el propósito de dotar a ésta de unas Constituciones Generales como norma superior, tal cual corresponde a una verdadera orden de caballería y derogar toda la estatutaria posterior a 1705 por tratarse de una normativa desueta, ambigua y manipulada para favorecer otro tipo de prácticas contrarias a los principios católicos, la disciplina y el bienestar de esta comunidad.
De igual forma, se formuló como objetivo del Convento General proceder a elegir un legítimo gobierno del Temple, para lo cual fueron convocados todos los Grandes Prioratos de Iberoamérica, así como igualmente en un gesto de generosidad y reconciliación se extendió invitación a los demás Grandes Prioratos de Europa a través del Gran Prior de Benelux Frank de Bie, suscriptor también de la OTJ, instándolo a abandonar esa pérfida aventura, la que se reitera, no es una orden de caballería, toda vez que se trata de una organización civil, privada creada por cinco particulares, carente de fuente de honor y por tanto de soberanía y que no guarda relación de ninguna índole con la anterior, por lo que sus integrantes no pertenecen en manera alguna a la OSMTJ, dado que además carecen de soporte legal alguno que les permita ejercer autoridad alguna o actuar a nombre de ésta, de tal forma que el uso de ese nombre a través de la página web https://otj.ngo/ constituye una falsedad en el más extenso sentido de la palabra, al igual que las seudo órdenes lideradas por los sujetos Phillip Matta y Vincenzo Tuccillo Iodice, conforme a las razones antes esbozadas.
En consecuencia, corresponde precisar que dentro del concierto internacional, en la actualidad, la única organización templaria que ostenta legitimidad y continuidad histórica de la OSMTJ es la Asamblea Templaria Iberoamericana, pues ha mantenido la disciplina, la estructura y la esencia de lo que debe ser una Orden de Caballería Cristiana. Todas las demás agrupaciones que intentan proclamarse como sucesoras carecen de un fundamento real y solo buscan un aprovechamiento personal o la creación de estructuras ficticias para simular una autoridad que nunca tuvieron.
La proclamación del Convento General de octubre de 2025 constituye un acto sin precedentes en la historia reciente del Temple, ya que representa la oportunidad de restaurar el verdadero espíritu templario, dotando a la Orden de una base normativa coherente, inspirada en la tradición católica y en la disciplina militar de sus orígenes. De este modo, se busca garantizar que el Temple sea un espacio de fe, compromiso y servicio, alejado de las desviaciones doctrinales y de los intereses particulares que en el pasado lo fragmentaron.
El Temple de hoy, bajo la guía de la Asamblea Templaria Iberoamericana, reconoce que su misión fundamental sigue siendo la defensa de la Iglesia, la promoción de los valores cristianos, la ayuda a los necesitados y la construcción de una sociedad más justa. Estos pilares, heredados de la Orden medieval, son los que deben guiar las decisiones y acciones de los caballeros templarios modernos, reafirmando que no se trata de un club social ni de una asociación civil, sino de una auténtica orden de caballería con un propósito trascendente.
En este sentido, los objetivos trazados por la OSMTJ actual son claros y específicos: consolidar una estructura jerárquica legítima, fortalecer la formación espiritual de sus miembros, recuperar la disciplina templaria y proyectar a la Orden como un referente de compromiso cristiano en el mundo contemporáneo. Para ello, resulta imprescindible rescatar el carácter de milicia espiritual y social, recordando que la vocación del caballero templario es servir, proteger y defender la fe de Cristo y a la Iglesia que la custodia.
Así mismo, se ha señalado la necesidad de erradicar definitivamente cualquier influencia ajena a la tradición templaria, como el ocultismo, la masonería o las corrientes esotéricas, que en el pasado se infiltraron en algunos sectores de la Orden desviándola de su verdadero propósito. El Temple no es, ni puede ser jamás, una organización secreta o iniciática con fines oscuros; su identidad está fundamentada en el Evangelio, en la Regla latina de 1129 y en el ejemplo de aquellos caballeros que entregaron su vida por Cristo en Tierra Santa.
De igual modo, la OSMTJ reafirma que sus miembros deben ser personas cristianas practicantes, con un testimonio de vida acorde a los valores de la Orden. El ingreso no puede ser visto como un título honorífico o un adorno social, sino como un compromiso real de vida caballeresca, en el que se exige disciplina, obediencia, servicio y lealtad. El caballero templario moderno, al igual que el medieval, está llamado a dar ejemplo en su entorno, siendo luz en medio de la oscuridad y testimonio de fe en un mundo cada vez más secularizado.
En el plano internacional, la Asamblea Templaria Iberoamericana ha manifestado su voluntad de establecer vínculos de fraternidad y cooperación con aquellas organizaciones cristianas que compartan sus principios y valores, siempre y cuando no contradigan la fe católica ni comprometan la esencia del Temple. Se trata, entonces, de proyectar a la Orden como una institución viva, enraizada en su tradición pero capaz de dialogar con el mundo moderno, ofreciendo testimonio de coherencia, espiritualidad y servicio.
Este esfuerzo de proyección internacional incluye también el fortalecimiento de los lazos entre los distintos prioratos iberoamericanos, buscando consolidar una identidad común que permita a la OSMTJ hablar con una sola voz en el escenario mundial. La unidad, tantas veces quebrada en el pasado por intereses personales o ambiciones desmedidas, se convierte hoy en un valor fundamental que debe ser preservado y cultivado por encima de cualquier diferencia secundaria.
Finalmente, la Asamblea Templaria Iberoamericana se presenta como la legítima heredera de la tradición templaria en el siglo XXI, la única que ha sabido mantener la fidelidad al nombre, a la misión y a la espiritualidad del Temple. Su compromiso es claro: rescatar el honor perdido por los errores de dirigentes pasados, restituir la dignidad caballeresca y proyectar al Temple hacia el futuro como lo que siempre debió ser, una Orden de Caballería Cristiana al servicio de Dios, de la Iglesia y de la humanidad.
