“El Temple aún vive… porque lo anima una causa justa, una fe invencible y una tradición que se niega a desaparecer.”
La Orden Soberana y Militar del Temple de Jerusalén (OSMTJ) es la heredera legítima, continuadora histórica y espiritual de los antiguos Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón, fundados en Jerusalén en el año 1118. Nuestra historia no es un mito ni una leyenda, sino un legado real que ha resistido el tiempo, las persecuciones, la difamación y el olvido, manteniéndose viva desde la Edad Media hasta nuestros días.
Contrario a lo que algunos historiadores, detractores o ignorantes han querido imponer, la disolución decretada en 1312 por el Papa Clemente V no logró extinguir la Orden. Como lo evidencian los registros históricos presentados en esta obra, en muchos reinos cristianos la Orden nunca fue realmente disuelta, sino que fue protegida, reconvertida o absorbida bajo otras formas, como ocurrió en Aragón, donde los templarios fueron absueltos y se les permitió continuar su vida en casas de comanda. La fundación del Convento General de Versalles en 1705 marcó la reorganización y continuidad formal del Temple, reconociendo su estructura interna, su autonomía, y el derecho soberano de otorgar títulos de caballería.
Nuestra Orden ha enfrentado siglos de silenciamiento, desinformación y ataques —desde el absolutismo de reyes hasta las intrigas de logias esotéricas— pero ha sabido conservar su “Fons Honorum”, es decir, la fuente de honor que le permite conferir nobleza espiritual y caballería real a sus miembros. Este derecho no proviene de una invención moderna, sino de una legítima sucesión iniciada por el Rey Balduino II de Jerusalén, transmitida a través de generaciones, reafirmada por el Gran Maestre Jean-Marc Larmenius en 1324, y ratificada en numerosos capítulos y estatutos reconocidos por príncipes, nobles, e incluso gobiernos nacionales.
La OSMTJ es, por tanto, una institución de carácter espiritual, caballeresco, militar y humanista, que vive su vocación desde una profunda fe cristiana, con sentido de servicio, justicia, y responsabilidad social, comprometida con la defensa de la cultura occidental cristiana, la dignidad humana y la verdad histórica de la Orden.
MISIÓN
Nuestra misión es conservar, defender y vivir el legado milenario de la Orden del Temple, a través de la formación, la espiritualidad, el compromiso social y el ejercicio activo de la caballería templaria.
Inspirados en los valores fundacionales de los primeros templarios y en la vida y obra de Jesucristo, buscamos:
Promover una vida de servicio, obediencia, humildad y disciplina,
Defender la fe cristiana desde una perspectiva profunda, tradicional y vivencial,
Formar caballeros y damas templarios íntegros, comprometidos con la verdad, el honor y la justicia,
Combatir las fuerzas que amenazan el bien común, la espiritualidad, y el orden moral cristiano,
Responder con valentía y sabiduría a los desafíos del mundo actual, desde una identidad templaria sólida.
Nuestra Orden también tiene una función pedagógica y cultural, formando a sus miembros a través del estudio de la historia templaria, la teología cristiana, la ética y el pensamiento tradicional, en alianza con instituciones académicas como la Universidad Templaria.
En cada acción, ceremonia y misión, nos comprometemos a ser luz en las tinieblas, guardianes del espíritu y defensores del bien común.
VISIÓN
Aspiramos a ser una Orden reconocida mundialmente por su integridad, profundidad espiritual, vocación de servicio y autenticidad histórica, formando una fraternidad de hombres y mujeres templarios que sean ejemplo vivo de los ideales cristianos en el siglo XXI.
Visualizamos una OSMTJ que:
Sea faro espiritual en medio de la confusión y el relativismo actual,
Sea refugio para quienes buscan un camino serio hacia la santidad y el despertar de la conciencia,
Sea bastión cultural y caballeresco en la defensa de los valores occidentales,
Sea promotora de la unidad templaria a nivel internacional, por encima de disputas personales o intereses externos,
Sea constructora de una nueva generación templaria que, como dice el autor del documento, “logre llevar a la Orden a su primer milenio de existencia”.
Nuestra visión está marcada por el compromiso de mantener viva la llama del Temple, no como un símbolo muerto del pasado, sino como una realidad viva que inspira, transforma y llama a servir a Cristo con espada en mano y corazón entregado.
PRINCIPIOS DE LA ORDEN DEL TEMPLE
A lo largo de más de nueve siglos, los templarios han sostenido una vida regida por principios inquebrantables que combinan la disciplina militar, la mística cristiana y el espíritu de servicio. Estos principios no son una simple herencia del pasado, sino una forma viva de entender el mundo, actuar en él y transformar la realidad a la luz del Evangelio.
Ser templario no es portar una cruz, sino cargarla cada día con honor, silencio y sacrificio, siguiendo el ejemplo de Jesucristo. Es un llamado a servir sin esperar recompensa, a luchar sin odio, a orar sin cesar y a construir sin descansar, para gloria de Dios y bienestar del prójimo.
Principios Fundamentales
Fe en Cristo
Creemos en Jesucristo como nuestro único Señor y guía espiritual.Servicio y caridad
Ayudamos al prójimo con acciones concretas, sin esperar recompensa.Humildad y obediencia
Nos sometemos a Dios y a la estructura de la Orden con disciplina.Justicia y verdad
Vivimos con rectitud, actuando con honestidad incluso cuando nadie nos ve.Disciplina templaria
Cultivamos el orden interior y el deber como forma de vida.Fraternidad y lealtad
Somos una hermandad unida por la fe, el honor y el compromiso mutuo.Defensa histórica del Temple
Protegemos la verdad y el legado de la Orden frente a la desinformación.Valor espiritual
Combatimos el mal con firmeza, inteligencia y fe.Amor por la tradición cristiana
Honramos la Iglesia, sus enseñanzas y su liturgia.Entrega total al servicio
Estamos listos para servir e incluso dar la vida si es necesario.