Estructura Actual De La Orden
Descripción de Cargos y Funciones
- Consejo de Regencia
- Nivel: Máxima Autoridad Gubernativa y Ejecutiva.
- Función: Este órgano es la cúpula directiva de la Orden. Se encarga de la dirección suprema, establece la estrategia global, define políticas, toma las decisiones más cruciales y vela por el cumplimiento de los fines y tradiciones de la Orden. Supervisa a todos los oficiales mayores y prioratos.
- Oficiales Mayores del Consejo (Bajo la autoridad del Consejo de Regencia)
Estos altos cargos forman el núcleo del gobierno central de la Orden, cada uno con responsabilidades específicas.
- Gran Senescal:
- Función: Actúa como una especie de «Jefe de Estado Mayor» o administrador en jefe del Consejo. Es responsable de la logística, los recursos internos, las propiedades de la Orden y el funcionamiento day-to-day de la estructura central. A menudo sirve como enlace entre el Consejo y los Prioratos.
- Gran Canciller:
- Función: Es el ministro de relaciones exteriores y el guardián de los documentos. Maneja la diplomacia, la comunicación oficial, los archivos históricos, el sello de la Orden y asuntos legales y protocolarios.
- Gran Mariscal:
- Función: Es el comandante militar en jefe (en una concepción tradicional moderna). Responsable de la organización, la formación, la estrategia operativa y la disciplina de los miembros. Planea y dirige las actividades que requieren estructuración y presencia.
- Gran Arcarius:
- Función: Es el tesorero y economista jefe de la Orden. Gestiona las finanzas, las donaciones, el tesoro, las inversiones y supervisa la economicidad de todos los prioratos y proyectos. Es clave para la sostenibilidad de la organización.
- Grandes Prioratos (Bajo la supervisión del Consejo y los Oficiales Mayores)
- Nivel: Autoridad Regional y Nacional.
- Función: Son las divisiones territoriales principales de la Orden, equivalentes a sedes regionales o nacionales. Cada Gran Priorato está liderado por un Gran Prior (o Prior Provincial), quien es responsable de implementar las directrices del Consejo de Regencia en su territorio, dirigir a los caballeros y miembros de su jurisdicción, y reportar al gobierno central. Son la columna vertebral operativa de la Orden.
- Lista de Grandes Prioratos:
- Gran Priorato de Colombia
- Gran Priorato de Perú
- Gran Priorato de Chile
- Gran Priorato de Costa Rica
- Gran Priorato de México
- Gran Priorato de Ecuador
GOBIERNO ACTUAL DE LA ORDEN
- Regente (e): Hno. Javier Gámez Vizcaino
- Gran Senescal (e): Hno. Waldo Ruiz Verano
- Gran Canciller (e): Hno. Santiago Marín
- Gran Mariscal (e): Hno. Ricardo Gutiérrez Molina
- Gran Arcarius (e): Hna. Yaneth Herrera
INVESTIDURAS
El Ritual de Investidura de los Caballeros Templarios
El ingreso en la Orden de los Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón, comúnmente conocidos como los Caballeros Templarios, era un acto solemne y profundamente espiritual. No era simplemente un nombramiento militar, sino una ceremonia de transformación en la que un noble o un guerrero secular renunciaba a su vida anterior para convertirse en un monje-soldado, uniendo para siempre la espada y la fe.
Contexto y Preparativos
- El Lugar: La ceremonia solía realizarse en la capilla de una encomienda templaria (una de sus fortalezas o posesiones), preferiblemente de noche o en las primeras horas de la madrugada, en un ambiente de secreto y recogimiento.
- Los Asistentes: Presidía la ceremonia un alto dignatario de la Orden, como un Maestre o un Comendador provincial. Asistían también varios hermanos templarios (caballeros y sargentos) como testigos.
- El Postulante: El candidato, normalmente de noble cuna (para ser caballero, no para sargento o clérigo), debía ser libre, sin deudas, y no estar comprometido con otra orden. Su ingreso era voluntario y se le advertía severamente sobre las duras condiciones de la vida templaria.
Fases del Ritual
La ceremonia, descrita en la Regla Latina de la Orden (aprobada en el Concilio de Troyes en 1129), seguía una estructura rigurosa:
- La Advertencia y el Interrogatorio:
La ceremonia comenzaba con el oficial presidente advirtiendo al postulante de la dificultad de la vida que iba a abrazar:
«Vos no veis sino la corteza. Pues la corteza es muy hermosa: veis que tenemos hermosos hábitos, hermosos caballos, buen equipo para comer y beber… Por ello os sería fácil pensar que gozaríais de similar comodidad. Mas ignoráis los duros preceptos que hay en nuestro interior.»
Tras esta advertencia, se le interrogaba para asegurar que cumplía los requisitos: si era libre, si estaba casado, si debía dinero a alguien o si ocultaba alguna enfermedad grave.
- La Renuncia y la Aceptación de la Regla:
Si el candidato persistía en su deseo, se le leían en voz alta algunos de los artículos más duros de la Regla Templaria (los votos de pobreza, castidad y obediencia, las austeridades, la disciplina férrea). Se le preguntaba si estaba dispuesto a someterse a ellos por toda la vida.
Una vez aceptaba, se le preguntaba: «¿Queréis de corazón ser siervo y esclavo de la Casa por todos los días de vuestra vida?»A lo que el postulante respondía: «Sí, si Dios lo quiere.» - La Oración y la Investidura Propiamente Dicha:
El postulante se arrodillaba ante el presidente, quien realizaba una oración pidiendo a Dios que le concediera la gracia de servirle fielmente en la Orden.
Luego, uno de los hermanos presentes le entregaba el manto blanco con la cruz patada roja cosida sobre el hombro izquierdo. Este era el símbolo más potente: el blanco representaba la pureza de la vida monástica y la roja, la sangre que estaba dispuesto a derramar por Cristo.
Mientras le colocaban el manto, el presidente decía:
«Nos te concedemos este manto […] te concedemos asimismo la cruz y el cordón [cinturón de lana como voto de castidad]. Te concedemos, además, la túnica y el cordón.»
- Los Consejos Finales y el Beso de la Paz:
Tras ser investido, el nuevo hermano recibía una serie de consejos sobre cómo debía comportarse: desde cómo montar a caballo hasta cómo cortarse la barba, todo reglamentado.
La ceremonia concluía con el «beso de la paz» o osculum pacis, un beso en la boca (costumbre de la época para simbolizar la unión fraternal) que el presidente y los hermanos presentes daban al nuevo templario, dándole la bienvenida a la familia.
Finalmente, se le asignaba un lugar para dormir y un equipo básico, recordándole que a partir de ese momento todo era propiedad de la Orden.
Símbolos y Significado Profundo
- El Manto Blanco con la Cruz Roja: No era un uniforme, sino un hábito religioso. Simbolizaba la dualidad de su existencia: la pureza del monje (blanco) y el martirio del guerrero (rojo). Al ponérselo, el hombre moría y renacía como un nuevo ser dedicado a Dios.
- El Voto de Obediencia: Era el más importante. Un templario no podía ni moverse sin órdenes. Su voluntad individual se anulaba en pro de la colectividad de la Orden.
- El Voto de Pobreza: Renunciaba a toda propiedad personal. Incluso si moría en combate, su armadura y pertenencias eran de la Orden para ser reutilizadas.
- El Secreto: El ritual se celebraba a puerta cerrada y se exigía discreción sobre los asuntos internos, lo que más tarde alimentaría las leyendas y acusaciones contra la Orden.
En esencia, el ritual de investidura no era una celebración de honor caballeresco, sino una ceremonia de muerte y renacimiento. El caballero secular «moría» para el mundo y renacía como un humilde monje, que casualmente portaba una de las armaduras más temibles de la Cristiandad.
PEREGRINACIONES Y CAMINATAS TEMPLARIAS:
El Camino de los Elementos: Peregrinación Templaria
En el silencio sagrado del amanecer, antes de que el mundo despierte, nos reunimos. No somos simples caminantes; somos Hermanos de la Orden, hijos espirituales de aquellos caballeros que un día custodiaron los misterios de la fe. Vestidos con la humildad del peregrino y armados no con acero, sino con una fe inquebrantable en Cristo, emprendemos la marcha. Nuestra misión: una búsqueda interior a través de lo exterior, la reconciliación con la Creación mediante la búsqueda de los cuatro elementos primordiales.
Nuestro fiel compañero en esta empresa divina es el báculo, inseparable testigo de nuestros pasos. No es un simple palo; es nuestro tercer pie, nuestro apoyo en la fatiga, nuestro bastión contra la duda. Su madera, curtida por el sol y la lluvia, guarda el eco de cada camino recorrido. Con él, marcamos el ritmo de una oración constante, un latido que sincroniza nuestros corazones con la tierra que pisamos.
La Búsqueda del viento: Nuestra peregrinación comienza aspirando el Aire puro de las alturas. Es el aliento de Dios, el Espíritu Santo que barre la niebla de nuestra mente. Lo buscamos en la cima de las montañas, donde el viento silba cantos gregorianos entre los pinos y nos purifica con su fuerza invisible. Aquí, con el pecho alborotado y la vista perdida en el infinito, sentimos la levedad de nuestra alma y la omnipresencia del Creador. El aire nos recuerda que la fe es tan etérea como esencial; no se ve, pero se siente y da vida.
La Búsqueda de la Tierra: Descendemos entonces para honrar la Tierra, el elemento que nos sostiene. La sentimos a cada paso, firme y generosa bajo nuestras sandalias. Buscamos su esencia en los valles profundos, en los senderos ocultos entre robles ancestrales y en la roca desnuda que habla de eternidad. Es el cuerpo de Cristo, lo tangible, el sacrificio y la humildad. Al recoger un puñado de este suelo, recordamos que «polvo somos y en polvo nos convertiremos», pero que en ese polvo reside la semilla de la resurrección.
La Búsqueda del Fuego: Al caer la tarde, encendemos el Fuego. No es un fuego cualquiera; es la chispa del Espíritu, la misma que ardía en el corazón de los primeros templarios. Lo buscamos en la hoguera comunal que aleja las tinieblas y reúne a la hermandad. En sus llamas danzantes vemos la Pasión de Cristo, el valor para defender la fe y el calor de la caridad fraterna. Es el elemento de la transformación, que quema nuestras vanidades y egoísmos, purificándonos para renacer más fuertes. En su luz, compartimos pan, historias y oraciones, forjando un vínculo indestructible.
La Búsqueda del Agua: Finalmente, llegamos al Agua, fuente de vida y símbolo de bautismo. La encontramos en el manantial cristalino que brota de la roca, en el río sereno que fluye con paciencia y en el vasto océano que refleja la inmensidad de la Gracia de Dios. Nos arrodillamos para beber de ella, refrescando no solo el cuerpo, sino también el alma sedienta de clemencia. El agua nos lava las heridas del camino, nos renueva y nos prepara para el regreso, recordándonos que en Cristo somos limpios de todo pecado.
Conclusión del Viaje:
Esta caminata no es un simple ejercicio. Es un acto de misticismo profundo, donde cada elemento encontrado es una pieza del puzzle divino que integramos en nuestro ser. Se vive con una hermandad inquebrantable, donde el fuerte espera al débil y todos comparten la misma carga y la misma fe.
Al final del camino, no llevamos en nuestras alforjas ni aire, ni tierra, ni fuego, ni agua. Llevamos algo infinitamente más valioso: la certeza de que estos elementos nos han revelado, una vez más, la majestuosidad de la obra de Dios y el amor redentor de Cristo, nuestro Guía y Salvador eterno, en cuyo nombre caminamos, buscamos y encontramos.
Non Nobis Domine, Non Nobis, Sed Nomini Tuo Da Gloriam.
(No para nosotros, Señor, no para nosotros, sino para la gloria de Tu Nombre)
JORNADAS DE FORMACION TEMPLARIA
Jornadas de Formación de la Orden del Temple: Forjando el Espíritu, el Cuerpo y la Fe
Bajo el emblema del Beauséant y entre muros que susurran historias de fe y valor, se celebran las solemnes Jornadas de Formación de la Orden del Temple. Estas no son simples reuniones, sino un sagrado tiempo de retorno a los fundamentos, un proceso riguroso y espiritual donde los hermanos —ya novicios o veteranos— se consagran a la perfección de su vocación. El objetivo no es solo instruir, sino forjar un carácter inquebrantable, fundido en el hierro de la disciplina y el fuego de la devoción.
El programa de las jornadas es un ciclo integral que abarca todas las facetas del ser templario:
- La Formación Espiritual y Doctrinal: El Alma del Temple
- Ritos Templarios y Oraciones: En la penumbra de la capilla, al alba y al ocaso, los hermanos se reúnen para aprender y participar en los ritos sagrados exclusivos de la Orden. Se instruye en el correcto procedimiento de las ceremonias, el significado de cada símbolo, cada gesto y cada palabra. Las oraciones en común, como el Pater Noster y las dedicadas a la Virgen María, refuerzan la vida monástica y el voto de pobreza, castidad y obediencia, siendo el sustento diario del espíritu.
- Historia Templaria: Los cronistas y maestres imparten lecciones sobre la gloriosa y trágica historia de la Orden. Desde su fundación por Hugo de Payns para proteger a los peregrinos, sus hazañas en Tierra Santa, la estructura de su regla (la Regla Primitiva y los Retrais), hasta su injusta disolución. Conocer su pasado es entender su misión y honrar la memoria de quienes murieron por ella.
- Los Cursos de Formación: La Pirámide del Conocimiento
La formación intelectual se estructura en niveles de creciente profundidad:
- Curso Básico (Novicio): Introducción a la Regla, votos, símbolos básicos, protocolo interno y liturgia elemental. Es el primer paso para integrarse en la hermandad.
- Curso Intermedio (Sargento): Profundización en la teología de la época, estrategia militar básica, heráldica, y la administración de las encomiendas y posesiones del Temple.
- Curso Avanzado (Caballero): Estudio de tácticas avanzadas, derecho canónico, diplomacia, lenguas de uso en Ultramar (latín, árabe) y la filosofía que sustenta los ideales de la Cruzada. Se prepara a los hermanos para el liderazgo y la toma de decisiones.
- La Instrucción Marcial y Ecuestre: El Cuerpo del Guerrero
- Ejercicios Ecuestres: En los patios y campos de entrenamiento, el sonido de los cascos marca el ritmo. La equitación es esencial. Se practica la doma, las cargas en formación, el manejo del caballo en combate con armadura y el juego de anillas, donde se aguza la puntería con la lanza. El caballo no es una simple montura, es un hermano de batalla.
- Prácticas de Orden Cerrado: Bajo la atenta mirada del Maestre de Campo, los hermanos ejecutan movimientos al unísono. Marchas, formaciones de batalla (en línea, en cuña), cambios de frente y manejo de armas (espada, lanza, escudo) en formación. Esta disciplina férrea busca la unidad perfecta, donde el grupo se mueve como un solo hombre, fundamental para la eficacia en el campo de batalla.
- Los Retiros de Investidura: El Núcleo de la Transformación
Momento culmen de la formación. Los retiros de investidura son periodos de profunda introspección y prueba. El candidato se aparta del mundo en clausura, dedicado al ayuno, la oración continua y la meditación sobre sus votos. Es un proceso de muerte simbólica del hombre viejo y nacimiento del nuevo Caballero de Cristo. Al final del retiro, en una ceremonia cargada de misticismo, recibe su manto blanco con la cruz patada roja, signo de su nueva vida y compromiso eterno.
- El Fortalecimiento de los Valores: El Corazón del Compromiso
Tejido en cada actividad, como el hilo rojo en el manto blanco, está el cultivo permanente de los valores templarios:
- Honor y Lealtad: Para con Dios, la Orden y sus hermanos. La palabra dada es inquebrantable.
- Respeto y Hermandad: Hacia los superiores, los iguales y hasta los enemigos. Dentro del Temple, todos son hermanos que se protegen y apoyan sin vacilar.
- Puntualidad y Compromiso: Reflejo del orden divino y la disciplina interior. El tiempo dedicado a Dios y a la Orden es sagrado.
- Ayuda al Prójimo: Practicada mediante la caridad, la atención a peregrinos y necesitados, recordando que su primera misión fue la de proteger y servir.
Conclusión:
Estas Jornadas de Formación son, en esencia, un crisol. En él, el hombre común se disuelve para ser refundido como un Caballero Templario: un hombre de fe inquebrantable, un guerrero disciplinado y un hermano leal. No solo se aprenden habilidades; se forja una identidad, se aviva un legado y se renueva el juramento de ser, siempre, Pauperes Commilitones Christi (Pobres Compañeros de Cristo).
EVENTOS LITURGICOS
Introducción: La Vida Litúrgica Templaria
La Orden de los Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón, comúnmente conocida como los Caballeros Templarios, era una institución única: una orden monástico-militar. Esto significaba que cada templario era a la vez un monje (con votos de pobreza, castidad y obediencia) y un soldado (encargado de proteger a los peregrinos y defender los Santos Lugares).
Por lo tanto, su vida diaria estaba regida por la Regla Latina (original redactada por el abad Bernardo de Claraval y aprobada en el Concilio de Troyes en 1129) y posteriormente por los Retrais (usos y costumbres en francés antiguo). La liturgia, el rezo de las horas canónicas y la participación en la Eucaristía eran el corazón de su existencia espiritual, que sustentaba su labor militar.
Participación en las Principales Fiestas Católicas a lo largo del Año
El calendario litúrgico de los templarios seguía el rito católico romano, pero con un énfasis especial en las festividades relacionadas con la Cruz, la Pasión de Cristo y la Virgen María, dada su vocación de defender físicamente los lugares santos de estos misterios.
- Ciclo de la Navidad (La Encarnación)
- Adviento: Un tiempo de preparación y penitencia, donde se intensificaban los ayunos y las oraciones, pidiendo la venida del Salvador a cuyo servicio estaban consagrados.
- Navidad (25 de Diciembre): Celebraban la Misa del Gallo con gran solemnidad. La Encarnación de Dios era vista como el primer paso hacia la Redención que ellos defendían en Tierra Santa. Era un día de alegría donde, excepcionalmente, se podía servir carne en la comida comunitaria (si los estatutos lo permitían ese año).
- Epifanía (6 de Enero): La festividad de los Reyes Magos, que viajaron a Tierra Santa, resonaba profundamente en una orden dedicada a proteger los caminos de los peregrinos que emulaban ese viaje.
- Ciclo de la Pascua (La Redención)
Este era el ciclo más importante para los Templarios, directamente vinculado a su razón de ser: la defensa del lugar de la Crucifixión y Resurrección de Cristo.
- Cuaresma: Período de estricta austeridad. Los ayunos se multiplicaban (pan y agua varios días a la semana), se suprimía el consumo de carne y se dedicaban más tiempo a la oración y la mortificación, preparándose espiritualmente para la conmemoración de la Pasión.
- Semana Santa:
- Domingo de Ramos: Conmemoraban la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, la ciudad que ellos vigilaban.
- Jueves Santo: Se celebraba la Misa de la Cena del Señor. Era costumbre que los caballeros se lavaran los pies unos a otros en un acto de humildad, imitando a Cristo.
- Viernes Santo: Día de máximo recogimiento. Se guardaba ayuno absoluto y se participaba en la liturgia de la Adoración de la Cruz. La meditación sobre el sacrificio de Cristo era el centro de sus pensamientos, reforzando su propio voto de sacrificio.
- Vigilia Pascual y Domingo de Resurrección: La celebración más jubilosa del año. La Resurrección era la garantía de su fe y la victoria final por la que luchaban. La misa se celebraba con toda la pompa posible, con cantos y una comunión solemne para todos los hermanos.
- Otras Fiestas Clave
- Pentecostés: Celebraban el descenso del Espíritu Santo, que les daba la fortaleza para su misión. Era común que se recibieran donaciones o que nuevos candidatos solicitaran unirse a la Orden en esta fecha.
- La Exaltación de la Santa Cruz (14 de Septiembre): Una de las festividades más significativas para los Templarios. Conmemoraban la recuperación de la Vera Cruz por el emperador Heraclio. Su símbolo, la cruz patada roja, cobraba un significado profundo en este día, reafirmando su devoción al instrumento de la salvación.
- Fiestas Marianas: La Virgen María era la patrona principal de la Orden. Festividades como la Anunciación (25 de Marzo), la Asunción (15 de Agosto) y la Natividad de la Virgen (8 de Septiembre) se celebraban con gran devoción, honrando a su «Señora», a quien many comandías (encomiendas) estaban dedicadas.
La Ceremonia de Investidura de un Nuevo Caballero Templario
La admisión de un nuevo hermano era un evento solemne y secreto, cargado de simbolismo y ritual. Se realizaba preferentemente en capítulo (reunión de los hermanos), a menudo en días festivos importantes como Pentecostés o la Semana Santa, para subrayar su solemnidad.
Preparación:
- El candidato debía ser libre, de legítimo nacimiento y sin deudas.
- Se le advertía claramente de la dureza de la vida templaria: «Vos entregáis a una orden de dura vida…«.
- Era interrogado en privado por los hermanos para asegurar que cumplía los requisitos y entendía el compromiso.
Ritual de la Investidura (Descripción General):
- Solicitud Pública: El candidato se presentaba ante el capítulo y peticionaba unirse a la Orden «y ser desde hoy y para siempre siervo y esclavo de la Casa«.
- Advertencias y Consentimiento: El maestro o oficial al cargo le leía pasajes de la Regla, describiendo los rigores, votos y penalidades. Se le preguntaba si estaba casado, si debía dinero o si pertenecía a otra orden. Tras obtener sus respuestas afirmativas de compromiso, se le preguntaba: «¿Queréis de buen grado y sin ninguna coacción jurar y prometer a Dios y a Santa María… guardar toda vuestra vida la obediencia y castidad, vivir sin propio y seguir los consejos de la casa?«.
- Juramento sobre los Evangelios: El candidato juraba cumplir los tres votos monásticos (obediencia, castidad, pobreza) y la Regla de la Orden, poniendo sus manos sobre un misal o un libro de los Evangelios.
- Imposición del Manto: El momento culminante. El oficial investía al nuevo hermano con el manto blanco (cappa alba), el símbolo más distintivo de los Caballeros Templarios, diciendo palabras como: «Nos te damos el manto blanco, y te concedemos portar la cruz roja sobre él, signo de la sangre que has de estar dispuesto a derramar por Nuestro Señor…«. A los sargentos (hermanos no caballeros) se les daba un manto negro o pardo.
- El Beso de la Paz: El oficial daba el osculum pacis (beso de la paz) en la boca al nuevo hermano, un signo de bienvenida y fraternidad común en la liturgia medieval.
- Instrucción Inicial: Se le asignaba un lugar para dormir y se le instruía sobre las oraciones básicas (Padre Nuestro) y las reglas de conducta inmediatas.
- Misa: La ceremonia solía concluir con la celebración de la Santa Misa, durante la cual el nuevo templario hacía su primera comunión como miembro pleno de la Orden.
Es importante destacar que, tras las acusaciones y el proceso contra la Orden, muchos de estos rituales secretos fueron sacados de contexto y distorsionados para acusarlos de herejía, aunque en su esencia eran una profunda profesión de fe católica y compromiso militar.
CEREMONIAS SOLEMNES
Es importante señalar de entrada que el secreto era una de las piedras angulares de la Orden del Temple. Sus rituales y ceremonias internas, especialmente las de iniciación, estaban celosamente guardadas y su divulgación a extraños estaba estrictamente prohibida y castigada. Por ello, aunque tenemos testimonios de la época (especialmente de los juicios contra la Orden) y estudios modernos, muchos detalles exactos se han perdido o están rodeados de misterio y controversia.
Las Ceremonias Solemnes de los Caballeros Templarios: Entre el Misticismo y la Disciplina Militar
Las ceremonias templarias no eran simples formalidades. Eran actos profundamente simbólicos que reforzaban los tres pilares de su existencia: la fe religiosa, la obediencia militar y la fraternidad. Se pueden dividir en varios tipos principales:
- Ceremonia de Iniciación o Recepción (Admisión en la Orden)
Era el ritual más importante y secreto, el momento en que un hombre libre se convertía en Fraile Caballero o Fraile Sargento. Según las actas de los juicios contra el Temple (que deben leerse con cautela, al ser obtenidas en muchos casos bajo tortura), la ceremonia seguía una estructura general:
- Lugar: Se realizaba en una capilla o sala capitular, de preferencia de noche o de madrugada, con las puertas cerradas y solo miembros de la Orden presentes.
- Solicitud y Advertencias: El postulante debía solicitar su ingreso repetidas veces, mostrando su voluntad firme. Los hermanos presentes le advertían de los rigores de la vida templaria: la austeridad, la obediencia ciega, la pobreza y el constante peligro de muerte en combate.
- Juramento: El corazón de la ceremonia. El postulante juraba sobre los Evangelios o un misal:
- Obediencia al Maestre de la Orden.
- Castidad y pureza de costumbres.
- Pobreza, renunciando a toda posesión personal.
- Custodiar Tierra Santa y luchar hasta la muerte por la fe cristiana.
- No huir en la batalla y mantener la disciplina.
- El Manto: Tras el juramento, se le imponía el manto blanco con la cruz patada roja en el hombro izquierdo (para los caballeros) o negro/marrón (para los sargentos). Este acto simbolizaba su nueva vida: la pureza (blanco) y el martirio (rojo de la cruz).
- El Beso de la Paz: El receptor de los votos daba al nuevo hermano el beso de la paz, usualmente en la boca, la mejilla o, según algunos rituales descritos, en la base de la columna vertebral, el ombligo o la boca. Este punto fue grotescamente exagerado por los acusadores del Temple para insinuar prácticas homosexuales o blasfemas, pero en el contexto medieval podía ser un símbolo de humildad y aceptación total en la fraternidad.
- Instrucción Secreta: Según las confesiones, se instruía al nuevo hermano sobre la regla secreta y se le enseñaba que, si era necesario, podía escupir sobre la cruz o renegar verbalmente de Cristo si era capturado por los sarracenos para evitar el martirio y poder ser útil luego. Esta práctica, si fue real, era un pragmatismo extremo y herético para la Iglesia de la época.
- Ceremonia Capitular (Reunión de Capítulo)
Eran reuniones regulares y solemnes donde se trataban los asuntos de la Orden. Su solemnidad radicaba en su formalismo y severidad.
- Carácter Secreto: Lo discutido en el capítulo era absolutamente secreto. Revelar cualquier asunto era una falta gravísima.
- Confesión de Culpas: Los hermanos se acusaban a sí mismos de sus propias faltas contra la Regla (como romper un plato, perder una brida) o acusaban a otros hermanos de las suyas.
- Imposición de Penitencias: El Maestre o quien presidiera imponía penitencias disciplinarias, que podían ir desde ayunos y exclusiones temporales hasta la flagelación en casos graves. La disciplina era férrea.
- Toma de Decisiones: Se decidía sobre asuntos militares, económicos y de gobierno de la Orden. Era el órgano de gobierno central de cada encomienda.
- Ceremonias Religiosas y Liturgia
A pesar de ser una orden militar, los templarios eran monjes. Su vida diaria incluía los oficios religiosos católicos tradicionales (misa, vísperas, maitines…), pero adaptados a sus circunstancias.
- Misa Templaria: Asistían a misa diariamente. Se dice que tenían un especial fervor por la Virgen María.
- Oficio de Difuntos: Dado su carácter guerrero y la alta probabilidad de muerte, los oficios por los hermanos caídos eran frecuentes y muy solemnes. Se rezaba constantemente por el alma de los templarios muertos.
- Vigilia de Armas: Como buenos caballeros, es probable que antes de ser armados o antes de una batalla importante, pasaran la noche en vela en una capilla, en oración y meditación frente a sus armas, consagrándolas a Dios.
- Ceremonias Fúnebres
La muerte de un hermano templario era un evento de gran solemnidad. Se le enterraba en los cementerios de la Orden, a menudo en un ataúd marcado con una cruz patada.
- Simplicidad y Austeridad: Aunque solemnes, seguían el voto de pobreza. No se permitían ostentaciones en las tumbas o los ritos.
- Legado: El hermano fallecido no podía tener posesiones que legar, pero sus armas y armaduras volvían a la Orden para ser usadas por otro.
Conclusión: El Espíritu de la Ceremonia
La solemnidad de los rituales templarios no residía en una fastuosidad exterior (aunque el manto blanco debía ser impresionante), sino en:
- Secreto: El acceso restringido creaba un vínculo indisoluble entre los hermanos.
- Compromiso Total: El juramento no era un simple trámite; era una renuncia al mundo y una entrega absoluta a una causa superior, con la muerte como posible consecuencia.
- Disciplina: El rigor de las ceremonias capitulares reflejaba la estructura militar y la necesidad de un orden inquebrantable.
- Dualidad: Eran, al mismo tiempo, monjes (con sus votos y oraciones) y soldados (con su juramento de combatir y morir). Sus ceremonias fundían estos dos aspectos en un único y poderoso ideal espiritual y marcial.
Este aura de misterio y solemnidad es, en gran parte, lo que ha mantenido viva la leyenda de los Templarios siglos después de su disolución.
HERALDICA TEMPLARIA:
La Heráldica Templaria: Estudio, Diseño y Uso de Escudos, Blasones y Emblemas
La heráldica de los Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón, comúnmente conocidos como los Caballeros Templarios, es un campo fascinante que se sitúa en la encrucijada entre la historia, la simbología, la mitología y la realidad militar. Es crucial entender que la heráldica, tal como la conocemos (con normas estrictas de blasonado), estaba en su infancia durante el apogeo de la Orden (1119-1312). Por lo tanto, la «heráldica templaria» es una mezcla de símbolos oficiales de la Orden y de heráldica personal de los caballeros que la componían.
- Los Símbolos Oficiales de la Orden: La Identidad Colectiva
Estos emblemas no eran blasones personales, sino insignias que representaban a la institución en su conjunto. Su uso estaba regulado y eran omnipresentes en sellos, edificios, documentos y, crucialmente, en la guerra.
- La Beaussant: El Gonfalón o Estandarte de Guerra
- Diseño y Blasonado: El emblema más famoso y importante. Consistía en un estandarte rectangular dividido verticalmente en dos campos: negro en la mitad superior y blanco en la inferior. En términos heráldicos, se blasonaría como: «Partido de sable y de plata».
- Significado y Uso: Su función principal era militar. Servía como punto de reunión y referencia para las tropas en la confusión de la batalla. La pérdida del estandarte se consideraba una catástrofe y una deshonra. El significado simbólico es profundo:
- Blanco (Argent): Simbolizaba la pureza, la castidad y la vida sin mancha, la virtud hacia la que todo hermano debía aspirar.
- Negro (Sable): Representaba el martirio, la muerte en combate por la fe, y la ferocidad hacia los enemigos de la Cristiandad.
- Juntos, representaban la dualidad del ideal templario: feroces en la guerra contra los infieles, pero puros y piadosos en su vida interna.
- La Cruz Patada de Gules: La Cruz Templaria
- Diseño y Blasonado: La cruz es el símbolo cristiano por excelencia. La usada por los Templarios es una cruz patada (con los brazos más anchos en sus extremos) de color rojo vivo (gules) sobre un fondo blanco o negro. Se blasona como: «Una cruz patada de gules».
- Significado y Uso: El color rojo simbolizaba la sangre que Cristo derramó en la cruz y, por extensión, la sangre que los hermanos estaban dispuestos a derramar por Él. No era un símbolo exclusivo de los Templarios (también era usado, por ejemplo, por los Caballeros Teutónicos), pero se convirtió en su identificación más perdurable. Se lucía en el manto blanco (en el hombro izquierdo o sobre el corazón), en los escudos, en los sellos y en las capas de sus caballos.
- El Sello de la Orden: La Imagen de la Devoción
El sello era la firma jurídica de la Orden. Dos diseños son los más conocidos:
- El Sello del Maestre: Representaba la Cúpula de la Roca (o el Templum Domini) en Jerusalén, recordando el origen de la Orden y su misión de proteger los Santos Lugares. La leyenda solía decir: «Sigillum Militum Christi» (Sello de los Soldados de Cristo).
- El Sello de Dos Caballeros sobre un Corcel: Una imagen icónica que mostraba a dos caballeros compartiendo un solo caballo. Esto simbolizaba la pobreza inicial de la Orden (no podían costear un caballo por hombre) y, en un nivel más profundo, la fraternidad y la humildad, virtudes centrales de su regla.
- La Heráldica Personal de los Caballeros Templarios
A diferencia de los símbolos anteriores, los caballeros de alto rango (como Maestres, Mariscales o Comendadores) sí utilizaban escudos de armas personales. Estos seguían las reglas heráldicas europeas de la época.
- Diseño: Incorporaban sus armas familiares o personales. No había un patrón único, sino una gran variedad según el origen del caballero (francés, inglés, aragonés, etc.).
- Uso y Normativa: La Regla Templaria era estricta. Prohibía la ostentación personal. Por ello, los escudos de los templarios eran notablemente sobrios y simples. Evitaban en gran medida figuras fantásticas como dragones o grifos, que eran comunes en la heráldica secular. Predominaban las piezas heráldicas básicas (fajas, palos, chevrones, cruces) y figuras naturales sencillas (leones, estrellas, flores de lis) sobre esmaltes contrastados.
- Integración con los Símbolos de la Orden: A menudo, el escudo personal del caballero se cargaba con la cruz patada de gules en el jefe (la parte superior del escudo) o en un cantón, para dejar claro su pertenencia a la Orden. Ejemplo: un caballero con armas «de plata, un león de azur» podría modificarlas a «de plata, un león de azur; cantón diestro del jefe una cruz patada de gules».
- Mitos y Realidades: La Cruz Patada vs. La Cruz de las Ocho Beatitudes
Un elemento que debe aclararse es la llamada «Cruz de las Ocho Beatitudes» o «Cruz Templaria» con extremos patados que se unen en un círculo central. Este símbolo no es medieval.
- Origen: Apareció mucho después de la disolución de la Orden, probablemente en el siglo XVII o XVIII.
- Significado Moderno: Se le atribuye un significado esotérico (las ocho bienaventuranzas, los ocho grados de iniciación en algunos ritos masónicos que reivindican la herencia templaria).
- Conclusión: Aunque es un símbolo muy popular y asociado universalmente a los Templarios en la cultura moderna, no hay evidencia histórica de que lo usaran los caballeros originales. Su cruz era la patada simple de gules.
Conclusión del Estudio
La heráldica templaria es un sistema dual:
- Colectiva y Reglada: Basada en símbolos de poder y devoción sencillos pero profundos: el Beaussant y la Cruz Patada de Gules. Eran herramientas de identificación, cohesión y propaganda.
- Personal y Discreta: Reflejaba el origen noble de sus miembros pero supeditada a la humildad y la uniformidad que dictaba la Regla, distinguiéndose de la heráldica profana por su sobriedad.
Estudiar sus emblemas es entender la esencia de la Orden: una milicia de monjes guerreros, feroces como el azabache en el campo de batalla pero puros como la nieve en su fe, cuya identidad visual permanece, novecientos años después, como una de las más poderosas y reconocibles de la historia.
